Lo que Estados Unidos arriesga económicamente si ofende a China al congraciarse con Taiwán
- 14 diciembre 2016
Entre las salidas más sorprendentes del presidente electo estadounidense Donald Trump está su amenaza de romper con cerca de cuatro décadas de antecedente diplomático en las relaciones de su país con China.
El detonante del desencuentro es Taiwán y el aparente interés de Trump por estrechar relaciones con el gobierno de Taipei.
La isla es considerada una provincia rebelde por el gobierno de Pekín, según la política conocida como "China unificada".
Pekín acaba de advertir al gobierno entrante de EE.UU. que cualquier intento de cuestionar esa política podría afectar la paz en el Estrecho de Taiwán.
La interferencia también podría dañar el continuo desarrollo de las relaciones entre China y EE.UU., dijo un portavoz.
En efecto, al aumentar la tensión con China, Estados Unidos no solo estaría aumentando el riesgo geopolítico en su confrontación con la potencia asiática.
También está enturbiando las relaciones con la segunda economía del mundo, un importante acreedor de Estados Unidos y un mercado mucho más grande que Taiwán.
Desde la llamada
Trump ha venido dando indicios de un cambio en la postura de la Casa Blanca hacia la isla.
Empezó al tomar una llamada telefónica de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-Wen, en el primer contacto a ese nivel en décadas.
Ahora sugiere que no reconocería la política de "China Unificada" por la que Washington mantiene vínculos diplomáticos formales solo con Pekín y no con Taipei.
El enorme potencial económico de China es uno de los factores que ayuda a explicar por qué Washington cambió su postura frente a Taiwán hace cerca de cuatro décadas, dándole preferencia a sus vínculos formales con Pekín.
Y ese mismo potencial económico pondrá a pensar a los que temen las consecuencias de los drásticos y abruptos cambios en la diplomacia que anuncia Donald Trump.
Orden de magnitud
Para empezar, China tiene un tamaño económico muy superior al de Taiwán.
La población de China es de cerca de 1.300 millones de personas, o sea unas 56 veces la de Taiwán, que llega a los 23 millones.
El PIB de China es de US$10.866 billones, mientras que el de Taiwán se estima en US$474 billones.
Las exportaciones estadounidenses a Taiwán, según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, son de US$26.000 millones anuales mientras las importaciones van por US$41.000 millones, lo que convierte a Taiwán en el noveno socio comercial de Washington.
En contraste, las exportaciones a China son de US$161.000 millones mientras las importaciones están por el orden de US$497.000 millones.
El intercambio comercial con China es, por lo tanto, cerca de diez veces mayor que el de Estados Unidos con Taiwán.
Anhelado
El mercado chino ha sido hace décadas un premio anhelado por los exportadores estadounidenses. Sus ansias de vender al país con la mayor población mundial se han visto atemperadas por las restricciones que han encontrado para el comercio allá, las mismas que llevan a Trump a calificar de injusta la relación económica con China.
Pero siguen siendo un enorme atractivo para la economía estadounidense. Más aún, muchas de las grandes industrias de Estados Unidos han integrado sus cadenas de producción con China de una manera muy profunda.
Tanto así que hace un tiempo Apple aseguró a medios estadounidenses que, aunque quisiera, tendría dificultades para trasladar a Estados Unidos los procesos industriales para la fabricación de su emblemático iPhone, hoy manufacturado en buena parte en China.
Mas aun, China es un muy importante acreedor de Estados Unidos, acumulando miles de millones de dólares en deuda pública de Washington.
Negociar
Ante semejante desbalance entre la importancia económica de China y Taiwán, ¿hay alguna lógica económica en la posición de Trump de arriesgar sus relaciones con China?
Desde el punto de vista del magnate, parece ser una estrategia de negociación con China.
Trump tuvo como uno de sus puntos centrales de campaña el denunciar lo que consideraba como injusta intervención del estado chino para favorecer a sus empresas frente a las de Estados Unidos, lo que a sus ojos explica el enorme déficit comercial que Estados Unidos mantiene con China.
Trump ha dicho que espera obtener un "mejor arreglo" con China y parece plantear un posible reconocimiento diplomático de Taiwán como una ficha de negociación.
A lo que Pekín ha respondido con vehemencia.
El gobierno dijo el lunes que estaba "seriamente preocupado" por las declaraciones del presidente electo.
"Para China no hay nada remotamente negociable acerca del estatus de la isla", indica John Sudworth, corresponsal de la BBC en Pekín.
"Muchos taiwaneses dudan que esta confrontación sea conveniente para Taiwán y cuestionan si Trump realmente acudiría en ayuda de Taiwan si se llegara a presentar un conflicto con China", apunta desde Taipei la corresponsal de la BBC Cindy Sui.
Trump no ha sido adverso a las grandes apuestas. Algunos dirán que así fue como llegó a la presidencia.
Pero ésta parece, en términos políticos y económicos, una apuesta particularmente arriesgada.
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