¿Está en riesgo de desaparecer la certificación “Comercio Justo” de los productos?
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La noticia de que una de las marcas de chocolates más conocidas del mundo, Cadbury, va a abandonar su certificación de Fairtrade o Comercio Justo inquieta a la industria alimentaria.
La empresa matriz Mondelez dice que planea poner todas las líneas de Cadbury bajo un esquema de comercio justo propio que ya existe en la empresa llamado Cocoa Life (Cacao Vida).
Así, asegura, va a ofrecer un chocolate cinco veces más sostenible para 2019.
Pero los críticos advierten que esto podría confundir a los consumidores.
Temen además que normas compartidas en todo el comercio ético se perderán si más empresas abandonan el estándar de Comercio Justo.
Entonces, ¿qué llevó a Mondelez a cambiar su enfoque? y ¿deja eso en duda el futuro de la marca de comercio justo?
Más que precios
En términos generales, el Comercio Justo funciona como un sistema de certificación voluntario en el que sus adherentes cumplen con unas normas estrictas, como el pago de un precio mínimo por materias primas como el cacao, el azúcar y el café.
Pero Glenn Caton, presidente para el norte de Europa de Mondelez, le dijo a la BBC que si bien su empresa y Comercio Justo tienen los mismos objetivos, "para nosotrosla sostenibilidad tiene que ver con mucho más que los precios".
"La próxima generación de agricultores no está dedicándose tanto a la agricultura de cacao como las previas porque es muy poco rentable, por lo que tenemos que asegurarnos de que sus comunidades prosperen y eso significa invertir más en ellas", explica.
Por eso Mondelez quiere realizar sus propios esfuerzos de sostenibilidad, invirtiendo más en áreas como su cadena de suministro, las bonificaciones, la formación de los agricultores y la prevención del cambio climático.
La Fundación de Comercio Justo recibió con beneplácito la idea señalando que va a dejar a los agricultores en países en desarrollo como Ghana en igual o mejor posición económica.
"La relación no está terminando, está cambiando", dice que la directora de política y asuntos públicos de la fundación Barbara Crowther, señalando que seguirán siendo socios de Cocoa Life, evaluando independiente su progreso e informando sobre sus resultados.
¿Éxodo de Comercio Justo?
La gran pregunta ahora es si otras empresas también optarán por abandonar la certificación de Comercio Justo y adoptarán sus propios sistemas de autorregulación.
Ciertamente, las críticas al sistema de Comercio Justo están aumentando en la industria del cacao, indica Steve Davies, del Instituto de Economía de Reino Unido.
El gran problema es que la mayoría de los productores de cacao son pequeños agricultores que no pueden alcanzar las economías de escala de las granjas de mayor tamaño, y eso deja a muchos vulnerables a riesgos como la sequía.
"Fairtrade trae beneficios para algunos productores, pero no va a ser la manera de transformar el sistema de comercio mundial como algunos parecen creer", dice Davies.
"La única manera de mejorar las condiciones de las personas que trabajan en la parte inferior de la cadena de suministro -las que cultivan materias primas como el cacao- es mediante la inversión en la cadena de suministro. Los límites en los precios ayudan, pero sólo hasta cierto punto".
La complejidad
Otro problema, dice Tobias Webb, del Foro de la Innovación, es que a las empresas les puede parecer difícil de manejar la superposición de las certificaciones de comercio ético.
Éstas no sólo incluyen Comercio Justo sino también a la Rainforest Alliance (Alianza para los Bosques) -que se dedica a la conservación de los bosques tropicales- y el certificado UTZ, la etiqueta más prevalente en el mundo para la agricultura sostenible.
"Los productores pueden terminar poniendo cuatro o cinco etiquetas en sus productos, y conseguir cada una de ellas requiere una auditoría que consume tiempo y dinero.
"Así que muchas empresas como Mondelez se están decantando por sistemas internos en los que trabajan en colaboración con las organizaciones no gubernamentales en calidad de observadores independientes".
Pero no todo el mundo quiere ver a Comercio Justo retirarse de su papel como uno de los principales promotores de comercio ético.
Anna Taylor, directora ejecutivo del grupo de expertos de la Fundación de Alimentos, señala que, por ejemplo, Reino Unido ha visto un "rápido aumento" en las ventas de Comercio Justo en las dos últimas décadas que ha sido de gran beneficio para los agricultores en el mundo en desarrollo.
Hoy en día, alrededor de 4.500 productos de 74 países tienen la marca deComercio Justo en todo el mundo.
El riesgo, añade, es que podríamos perder un conjunto transparente de normas universales que los consumidores "reconocen y en las que tienen confianza".
"Los consumidores ahora más que nunca quieren poder confiar en la proveniencia de sus alimentos y están preocupados por las cadenas de suministro automatizadas".
Webb intuye otro riesgo potencial si las grandes empresas abandonan el sistema de Comercio Justo.
"¿Serán capaces las ONG de conseguir recursos propios para desempeñar el papel del amigo crítico? Existe potencialmente el riesgo de que deje de haber unobservador independiente, aunque las empresas entienden que necesitan tener la credibilidad que este les otorga".
Barbara Crowther dice que la Fundación Fairtrade no ve el paso tomado por Mondelez como una amenaza para su futuro, y aplaude el hecho de que las empresas asuman sus propios retos de sostenibilidad.
Añade que su organización también está evolucionando para satisfacer las necesidades cambiantes de la industria del cacao e ir más allá de su enfoque histórico sobre la regulación de precios.
"Si hay una oportunidad para innovar, bienvenida sea. También vale la pena mencionar que Mondelez continuará usando la misma cantidad de azúcar con certificación de Comercio Justo en sus productos".
"Seguimos siendo la marca de comercio ético más reconocible del mundo yeso no va a cambiar", declara.
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