4 alimentos baratos (y saludables) que ayudan a sobrellevar la crisis en los hogares de Venezuela
El menú en las mesas de los hogares de Venezuela ha tenido que cambiar a la fuerza.
Ante la escasez de productos básicos en la dieta del venezolano, como la harina de maíz para las arepas, o el encarecimiento de carne y pescado, se buscan otros productos como sustitutivos.
Son más baratos y algunos, más saludables.
Un país acostumbrado a importar todo, hasta los alimentos, se ve obligado ahora a mirar lo que tiene cerca.
Y ahí están sobresaliendo vegetales olvidados y alimentos que eran vistos como "comida de pobre" y que ahora se reivindican no sólo por su precio, sino por su sabor.
BBC Mundo habló con comerciantes, expertos y gente de la calle y destaca cuatro productos baratos cuyo consumo ha aumentado por una crisis que impide incluso a muchos venezolanos realizar tres comidas al día.
Estos son.
LA YUCA
Hasta McDonald's sustituyó las papas fritas por la yuca en sus menús en Venezuela.
"La yuca nos está salvando. Si no es por la yuca, habría más gente pasando hambre", me dice Gustavo Rodríguez, uno de los numerosos miembros de un grupo de Facebook en el que se comparten "soluciones contra la crisis alimentaria" en Venezuela.
Sancochada (hervida) o frita, la yuca, muy versátil, siempre ha estado presente en la mesa del venezolano, robándole protagonismo a la papa.
Pero ahora también se está usando para hacer arepas en lugar de la harina precocida de maíz con la que se hace la base del plato más popular en Venezuela.
"Siempre se hicieron así las arepas y ahora estamos volviendo a eso", afirma Arturo en su puesto de verduras, tubérculos y hortalizas en el Mercado de Chacao, en el este de Caracas.
Un kilo de yuca está entre 450 y 600 bolívares y con eso puedes cocinar de 10 a 12 arepas. Una bolsa de la popular Harina PAN puede costar 5.000 bolívares, ya que resulta casi imposible encontrarla a su precio regulado.
El salario mínimo en Venezuela es de unos 27.000 bolívares sin tener en cuenta el bono de alimentación.
LA CALABAZA (AUYAMA)
Hervida, pero sobre todo en forma de crema, el vegetal naranja es otro beneficiado de la crisis, que ha obligado a redescubrir las sopas y hervidos.
"Lo que ha hecho esta crisis no ha sido crear cosas nuevas, sino volver a un modo de comer que era natural en Venezuela, con verduras y tubérculos que nosotros olvidamos", dice a BBC Mundo Vladimir Viloria, experto en gastronomía y autor de varios libros.
Viloria aporta como opción comer la calabaza, conocida en Venezuela como auyama, cocida y con queso rallado por encima como si fuera pan. En tempura o guiso son otras alternativas.
Los vegetales suplen ahora por ejemplo a la pasta, cuyo precio por paquete de medio kilo ronda los 3.000 bolívares.
"El excesivo consumo de carbohidratos en el venezolano era una locura. Mucha gente anda más delgada porque ha dejado de comer tanto carbohidrato y eso no está mal", afirma Viloria.
Muchos venezolanos también han perdido peso por las carencias alimentarias derivadas de la crisis.
LAS SARDINAS
Es quizás la fuente de proteína más barata y saludable del mercado en Venezuela actualmente. Hace unos días compré medio kilo por menos de 300 bolívares.
"¿Comer sardina nosotros? ¡Era comida de pobre! Pero es barata y es un gran alimento. Es sabrosa y nutritiva", la defiende Viloria, que destaca el valor y el tamaño de las piezas debido a la prohibición de la pesca de arrastre en Venezuela.
Nuria, acostumbrada a sacar el máximo partido con lo poco que consigue, consume mucha sardina en su casa y presume de receta. Fileteadas y rebozadas en huevo con ajo y fritas.
Hasta el chef Carlos García, dueño del retaurante Alto, el único de Venezuela entre los mejores de América Latina, le ha rendido homenaje con un plato tan sencillo como sabroso, uno de los más demandados de la carta: spaghetti con sardina.
Este pescado azul, propio del país, se ha impuesto al salmón, importado desde muy lejos durante años.
"Nos las hemos ingeniado e inconscientemente hemos vuelto a lo que te da la tierra, que es lo normal", asegura Viloria sobre la que quizás sea la única ventaja de la crisis.
LA MORTADELA
Excepto en Italia, es quizás el fiambre menos valorado, pero Gustavo Rodríguez sabe sacarle partido para que su hijo de 9 años tenga una dieta variada.
"Hay que inventar cosas y la mortadela es lo más barato. Sirve para que los hijos coman proteína, aunque no de primera, para agregar al carbohidrato", me cuenta Rodríguez.
La mortadela resuelve una cena ya sea con huevo, pan rallado o harina de maíz y luego frita en aceite -otro bien escaso en el país-, o de forma más elaborada en un gratín con patata, zanahoria, berenjena, pimentón, calabacín, queso y todo ello al horno.
"Me gusta comer bonito con lo que tengo en la mano", dice Rodríguez, siempre pendiente de la alimentación de su hijo. "Con un niño hay que saberle dar la vuelta para que coma bonito y variado y no se aburra", añade.
Es la pelea de cualquier padre. Pero en Venezuela ahora resulta mucho más difícil.
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