Exclusivo BBC: la increíble historia de cómo Brendan Mead encabezó la fuga de El Laberinto, "la cárcel más segura de Europa"
A pesar de haber cumplido hace tiempo los 60 años, Brendan Mead sigue siendo un hombre físicamente intimidante. Con la cabeza afeitada, delgado y musculoso, tiene el aire de haber conocido de cerca la violencia.
Fue elegido "punta de lanza" en uno de los episodios más dramáticos que ha vivido Irlanda del Norte a lo largo de décadas de violencia.
Mead dio el primer golpe para la fuga de la prisión The Maze (El Laberinto), cerca de Belfast, el 25 de septiembre de 1983.
En el episodio conocido como "El gran escape", 38 presos paramilitares del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por su sigla en inglés) usaron armas de contrabando y cuchillos para tomar el control de su bloque antes de escapar a través de los campos de cultivo que rodeaban la cárcel.
Durante el escape, el funcionario penitenciario James Ferris murió de un ataque al corazón tras ser apuñalado mientras trataba de evitar la fuga. Otros quedaron tan gravemente heridos o traumatizados que sus vidas se arruinaron para siempre.
Más de 30 años después, Mead es ahora un cristiano ferviente.
El organizador clave de la que fue la mayor fuga carcelaria de Reino Unido habló en exclusiva con la BBC, por primera vez en 34 años desde que ocurrieron los hechos.
El escape "cuidadosamente planeado"
Mead fue elegido el primer prisionero para reducir a un guardia de seguridad, ya que los demás reclusos le consideraban "el hombre más fuerte" del bloque H7.
El plan consistía en tomar el control del bloque sin que ningún guardia llegara a disparar las alarmas.
Y lo lograron.
La BBC tuvo acceso a documentos de la Oficina de Registros Públicos de Irlanda del Norte (PRONI, por su sigla en inglés), entre los cuales figura una carta escrita a mano aparentemente dirigida a los agentes de seguridad.
"Lo que ha ocurrido aquí hoy fue un ejercicio cuidadosamente planeado para asegurar la liberación de un número sustancial de prisioneros de guerra. El bloque está ahora bajo nuestro control".
Luego agregaba: "Cualquiera que se rehúse (a cooperar) sufrirá la máxima consecuencia: ¡La muerte!".
Tras cumplir con el primer paso, varios de los prisioneros se vistieron con los uniformes de los policías retenidos a punta de arma, los cuales fueron también obligados a entregar las llaves del edificio y brindar información sobre su funcionamiento.
El siguiente paso consistía en escapar en un camión de reparto de alimentos,pero el vehículo se retrasó.
Por 5 minutos
Según Mead, los "agentes de inteligencia" del IRA se desviaron buscando información en los archivos de la cárcel.
"Prefirieron averiguar quién había sido un informante o trabajaba para la prisión o para alguien más", contó. "Necesitaban obtener esos documentos, pero se centraron demasiado en eso".
Esos 5 minutos causaron problemas para los fugitivos, pues el vehículo todavía no estaba en posición cuando los agentes comenzaron a llegar para el cambio de turno.
Los rehenes comenzaron a resistir y fue entonces que Ferris consiguió escapar. Pero antes de poder alertar a otros guardias penitenciarios, fue apuñalado tres veces.
Tiempo después, 16 fugitivos fueron absueltos por su asesinato luego de que en el juicio no se pudiera probar que el ataque cardiaco fue causado por el apuñalamiento.
El "gran escape" desató un enorme operativo de seguridad que terminó con una veintena de prisioneros recapturados en las primeras horas. Con el paso de los años, otros sufrieron el mismo destino o murieron. Pero nunca lograron atrapar a los 38.
El otro escape
Mead habló también por primera vez de un plan de escape "hermano" que planearon en la cárcel de Crumlin Road, en Belfast, donde fueron llevados varios de los exprisioneros de El Laberinto recapturados.
"Ya estaba todo organizado. Todo lo que necesitábamos estaba en unos morteros. Tan sólo tenían que disparar a la hora exacta cuando llegáramos al ala 'A'".
"Entonces, teníamos que abrir los morteros, sacar los equipos y avanzar hacia Crumlin Road".
"Pero eso no ocurrió porque las personas que estaban a cargo de disparar los morteros fueron atrapadas en un garaje, en la parte trasera de la prisión, antes de poder lanzarnos los equipamientos".
"Vidas destruidas"
Mead admite que "hubo vidas de personas destruidas por lo que ocurrió" el día que se fugaron de El Laberinto. Personas como John Adams, un funcionario carcelario que que recibió un disparo en la cabeza durante la huida.
Ese episodio aparece mencionado en documentos de PRONI, particularmente en los juicios de los fugitivos Brendan 'Bic' McFarlane y Gerry Kelly.
En su declaración, Adams dice que fue Kelly quien le disparó:
"Me apuntó con una pistola. [...]. Me dijo que no tocara ninguno de los controles o alertas. Después me dijo que abriera la puerta: 'No tienes nada que perder, sabes a lo que vine'".
"Después me dijo que me tumbara en el piso y colocara las manos sobre mi cabeza. Esto fue dentro de la sala de control".
"Kelly se distrajo con algo y se giró. Yo salté y golpeé la puerta y traté de bloquearla, pero la habían abierto a la fuerza".
"Entonces Kelly volvió a la sala de control y disparó dos veces. El primero no me alcanzó. El segundo, impactó en mi ojo derecho, entrando en mi cabeza. Colapsé en el suelo".
Kelly nunca admitió haber disparado a Adams y fue declarado inocente en el juicio que se celebró en 1987.
En su propio libro sobre la fuga, Kelly se refiere al autor de esos disparos como "el prisionero".
Años más tarde, Adams fue condenado por agredir sexualmente a una joven. Murió en agosto del año pasado.
Brendan Mead asegura que, aunque se encontraba cerca, no presenció el incidente. Y que, en cualquier caso, habría que culpar a Kelly, no a él.
En la gran pantalla
Esta semana se estrenó Maze ("Laberinto"), una película dirigida Stephen Burke y protagonizada por Tom Vaughan-Lawlor, Barry Ward y Martin McCann, que se inspira en la "tristemente célebre fuga de 1983", según su texto promocional.
Respecto a la película, cuyo lanzamiento fue en Belfast, Mead dijo que le preocupaba que los realizadores en cierta medida glorificaran lo ocurrido.
Pero ¿irá a verla?
"Sería difícil igualar la realidad", respondió. "No sé si lo vería, no es algo que me atraiga. Esa ya no es mi vida".
"Es parte de mi pasado, es algo en lo que participé. No trato de glorificar ese pasado, es una realidad y tengo que reconocer que fui un participante con pleno consentimiento de todo", afirmó.
"No estoy diciendo: '¡Oh, mira lo que hicimos!'. (...) En ese momento creía que era una cosa necesaria".
Mead agregó: "Sólo hubo una cosa negativa al respecto y fue que algunas personas resultaron gravemente heridas y sus vidas fueron destruidas por ello".
La BBC intentó hablar con varios de los agentes que trabajaban en El Laberinto durante la fuga. Sólo uno aceptó pero antes de conceder la entrevista se retractó.
"El trauma es increíble", explicó.
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