Por qué a pesar de los rescates y la austeridad la economía griega no logra salir de su profunda crisis
Grecia ha vuelto a entrar en recesión.
El Producto Interno Bruto (PIB) del país cayó un 0,1% durante los tres primeros meses de 2017 lo que, sumado a la caída del 1,2% registrada en el último trimestre de 2016, ha provocado que la economía se contraiga.
De acuerdo a las cifras de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), es la primera vez que la economía griega retrocede desde 2012, y la tercera vez que lo hace desde el año 2010.
La teoría económica dictamina que dos trimestres consecutivos de caída del PIB equivalen a una recesión.
Pero, en esta ocasión, las cifras de verdad asustan.
¿Por qué?
A pesar de los tres rescates puestos en marcha por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (los tres organismos que conforman la troika) en 2010, 2012 y 2015, las cifras macroeconómicas de Grecia parecen más las de un país en conflicto armado.
Los niveles de pobreza son alarmantes, el desempleo en el país roza el 25%, la crisis de deuda soberana se ha llevado más del 25% de la riqueza desde 2010 y la deuda pública ronda el 200% del PIB.
Pero, si la situación es tan crítica, ¿de qué han servido los tres rescates?
"Aunque Grecia ha mejorado mucho a nivel social y económico, 2015 y 2016 fueron años perdidos. Nuestra economía no es capaz de adaptarse con la rapidez que exige los acreedores", explica Panagiotis Petrakis, profesor de Economía de la Universidad de Atenas.
"Las exigencias de la troika han destruido los efectos de las reformas estructurales y tenemos las tasas de interés más altas de Europa".
"Esto, sumado a los recortes sociales que llevamos años sufriendo, ha provocado un aumento de la economía sumergida", añade Petrakis.
Dos días de huelga
El jueves está previsto que el parlamento griego apruebe las nuevas medidas que exigen los acreedores internacionales para continuar con el tercer rescate.
Ante esta situación, el transporte marítimo y los medios de comunicación de todo el país comenzaron ayer una huelga de dos días, como parte de las protestas contra las medidas de austeridad.
Los sindicatos griegos, por su parte, decidieron secundar la huelga general de hoy, convocada por la Confederación de Trabajadores GSEE y el sindicato de funcionarios ADEDY.
Entre las medidas que exige la troika y contra las que protestan los griegos aparecen posibles recortes a las pensiones a partir de 2019, una reducción considerable de los subsidios para los discapacitados así como una subida de impuestos general.
El gobierno del primer ministro, Alexis Tsipras, sin embargo, necesita aprobar las medidas antes de la próxima reunión de ministros de Finanzas de la Eurozona del día 22 de mayo.
En esa reunión, que tendrá lugar en Bruselas, se decidirá si se desbloquea el tercer rescate.
Su aprobación dependerá de la capacidad de Grecia para afrontar el pago de deuda de US$6.650 millones previsto para el mes de julio.
A pesar de la gravedad de la situación, los analistas económicos no pierden la esperanza.
Almudena Semur, gerente del Instituto de Estudios Económicos cree que aunque "Grecia ha hecho un esfuerzo importante y hay que reconocerlo, las constantes vitales de su economía están bajo mínimos y debe seguir poniendo en práctica medidas que hagan sostenible su deuda".
La recaída de Grecia fue en parte provocada por la incertidumbre sobre el rescate, opina por su parte Howard Archer, economista de IHS Markit.
"El acuerdo alcanzado entre Grecia y sus acreedores a principios de mayo es alentador".
"En el momento en que los acreedores aprueben la última inyección de crédito a Grecia, la Comisión Europea espera que la economía helena crezca un 2,6% hasta finales de año", dice Archer.
El profesor Petrakis es optimista pero no se deja llevar por el entusiasmo de la troika y el Banco de Grecia.
"Estoy seguro de que hemos aprendido la lección y creo que no dejaremos pasar esta oportunidad. Estamos en el buen camino".
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