Por qué es un alivio para Canadá que Donald Trump rompa con la tradición y haya escogido a otro país para su primer viaje al extranjero como presidente
Todas las alarmas se encendieron en Canadá cuando George W. Bush eligió México como destino de su primer viaje internacional como presidente de Estados Unidos en 2001.
El mandatario rompía con una tradición que se remonta al gobierno de John F. Kennedy, según la cual los presidentes de Estados Unidos realizaban su primer viaje fuera del país a su vecino del norte. Así lo habían hecho sus tres antecesores inmediatos: Ronald Reagan (al iniciar su segundo periodo), George H.W. Bush y Bill Clinton.
Muchos canadienses consideraban que Bush estaba ignorando injustamente a su país y evitando encontrarse con su primer ministro de la época, Jean Chrétien.
Sin embargo, cuando este viernes el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despegue en el Air Force One para iniciar su primera gira internacional -durante la cual visitará Israel, Arabia Saudita y el Vaticano- en la oficina del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, probablemente se escucharán suspiros de alivio.
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"En esta situación particular, el gobierno no parece estar preocupado porque no venga para acá. Ellos no lo dirán, pero se nota que ante esta decisión no se ha producido la decepción que habría ocurrido en otras circunstancias", dijo a BBC Mundo David Dyment, profesor de Política Exterior canadiense en la Escuela Norman Paterson de Asuntos Internacionales, en Ottawa, y autor del libro Doing the Continental: A New Canadian-American Relationship (Haciendo el continental: una nueva relación entre Canadá y EE.UU.).
Los motivos son variados.
Invitación sin fecha
Cuando Trump fue electo presidente en noviembre pasado, Trudeau le llamó para felicitarle por su triunfo y, según le dijo a la prensa, le invitó a visitar Canadá.
"Le recordé la tradición y le extendí una invitación para que subiera. Él respondió de forma positiva, pero obviamente aún estamos trabajando con el futuro gobierno para concretarla", dijo el primer ministro canadiense.
Tres meses más tarde, en febrero pasado, ambos mandatarios se reunieron por primera vez pero no en Ottawa sino en Washington y no ha vuelto a hablarse públicamente de la tradicional visita a Canadá. ¿Por qué?
Un huésped impopular
Dyment asegura que usualmente cuando un mandatario estadounidense decide visitar primero a Canadá surge entre los ciudadanos un cierto "sentimiento de orgullo" porque sienten que se está reconociendo el importante papel de Canadá para Estados Unidos.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Canadá y destino de más del 75% de sus exportaciones.
"Cuando el presidente de Estados Unidos decide ir a México, por ejemplo, hay una cierta decepción y la sensación de que nuestro gobierno no ha tenido éxito en lograr que el líder de nuestro principal socio venga primero a Canadá", dijo.
Sin embargo, esta vez las cosas son diferentes.
"El presidente Trump es muy impopular aquí. Las encuestas señalan que registra unos niveles de aprobación históricamente bajos para un mandatario estadounidense", dijo a BBC Mundo Jeremy Kinsman, un reconocido diplomático canadiense cuya carrera de 40 años en el servicio exterior le llevó a ser embajador de Canadá en múltiples destinos incluyendo Rusia, Reino Unido y la Unión Europea.
De acuerdo con una encuesta realizada en abril por el canadiense Institito Environics, la valoración de Estados Unidos en Canadá cambió drásticamente tras la elección de Trump.
En este momento apenas 44% de los canadienses tiene una opinión favorable de su vecino del sur. Se trata del punto más bajo registrado desde que se inició este estudio en 1982 y un vivo contraste con la cota alcanzada tras la reelección de Barack Obama, en 2012, cuando este indicador se ubicó en 68%.
Para explicar la imagen negativa de Trump en Canadá, Dyment señaló que ese país tiene una cultura política tendiente más hacia el progresismo de centro izquierda, más parecida a la de los países nórdicos.
"Obama fue un presidente tremendamente popular acá, mientras que George W. Bush fue un mandatario tremendamente impopular. Así que es posible imaginar cómo los canadienses podrían reaccionar ante una visita de Donald Trump", indicó.
El temor a las protestas
Ante estas circunstancias, los analistas coinciden en considerar que el gobierno de Trudeau temía que una visita de Trump a Canadá habría resultado contraproducente para las relaciones bilaterales.
"El gobierno estaba bastante preocupado por la posibilidad de que se produjeran protestas que arruinarían una visita del presidente de Estados Unidos. Entonces, es un alivio que no esté viniendo para acá primero porque no tendrá que ver estas grandes manifestaciones que crearían una situación muy embarazosa para el gobierno y no ayudarían a las relaciones bilaterales", apuntó Dyment.
El temor a que ocurrieran manifestaciones no es infundado. De hecho, en febrero pasado hubo protestas callejeras en contra de la apertura de un hotel de la marca Trump en Vancouver.
Kinsman afirmó que el Ejecutivo de Trudeau está haciendo grandes esfuerzos para entenderse con el gobierno de Trump, por lo que probablemente le resulte más fácil si el mandatario estadounidense decide no visitar el país en estos momentos.
"Si lo hace tendría una recepción pública conflictiva y tendría que dar una rueda de prensa en la que enfrentaría muchas preguntas incómodas. No creo que sería una experiencia feliz para él y, por tanto, no ayudaría al gobierno de Canadá en sus retos y en su esfuerzo por hacer que este hombre se mantenga apegado a una misma línea en lo relativo a la relación comercial", señaló.
Trudeau y Trump se encuentran en polos ideológicos opuestos, pero más aún discrepan en temas clave como la valoración del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) al que también está asociado México y al que Trump ha catalogado como "el peor acuerdo" de comercio.
De hecho, este jueves el Ejecutivo estadounidense anunció al Congreso de ese país su intención de impulsar la renegociación del TLCAN.
De igual modo, mientras Trump aboga por restringir la entrada de inmigrantes y refugiados en Estados Unidos, Canadá mantiene una política favorable a ambos grupos tanto por razones económicas como humanitarias.
Srdjan Vucetic, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Ottawa, afirmó que en circunstancias usuales la decisión del mandatario estadounidense de no viajar a Canadá sería interpretada como un desaire, pero que Trump no es un presidente tradicional.
"Muchos canadienses consideran que él o sus políticas son estrafalarias u odiosas, por lo que el primer ministro Trudeau no tiene nada que ganar recibiendo a Trump para dar muestras afectuosas de la amistad histórica entre Canadá y Estados Unidos", dijo.
Kinsman indicó que para los ciudadanos de su país resulta incomprensible que Trump parezca estar molesto por el hecho de que Canadá tenga un superávit comercial de US$15.000 millones con Estados Unidos, siendo que el intercambio entre ambos países es de un billón de dólares.
"El PIB de Estados Unidos es de US$19 billones, por lo que US$15.000 millones equivalen a 7 horas de la economía estadounidense. No es nada", dijo.
"Cuando Trump dice y repite que Canadá se está aprovechando de su país y que Estados Unidos es víctima de Canadá, hace pensar a la gente que está loco", agregó.
Así, por primera vez en décadas parece que no habrá celos en Ottawa cuando el presidente de Estados Unidos inicie este viernes su primer viaje internacional hacia un destino lejano.
Mientras tanto, el gobierno de Trudeau tendrá que buscar un punto de equilibrio.
"Las fotos en grupo en las cumbres de la OTAN y del G-7 que se realizarán la próxima semana probablemente sean en 'la proporción exacta': ni demasiado cerca, ni demasiado distantes", concluyó Vucetic.
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