El riesgo político gana peso en la decisión de los inversionistas globales
Los mercados se han vuelto verdaderamente globales, pero el lugar de residencia de los inversionistas podría ser cada vez más determinante en sus decisiones.
Es probable que los inversionistas estén menos preocupados por los riesgos políticos que ven en muchos países occidentales si viven en el país que causa esas inquietudes. Algunas señales sugieren que, ante la complejidad de la política exterior, prefieren invertir en mercados con los que están más familiarizados.
Este año, las elecciones en Francia, Holanda y, posiblemente, Italia podrían afectar el futuro de la zona euro, al tiempo que se prevé el inicio de las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Algunos inversionistas temen que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, promulgue políticas proteccionistas que afecten la economía mundial.
“Diferentes regiones y diferentes países a menudo ven un evento muy similar de forma muy, muy diferente”, afirma Michael Kelly, director del equipo multiactivos de PineBridge Investments, que tiene alrededor de US$82.600 millones bajo gestión.
Los inversionistas dicen que se ven obligados a volverse expertos en relaciones internacionales. Ante esta perspectiva, muchos se están refugiando en lugares que conocen mejor y vendiendo activos en el exterior en el corto plazo. A menudo se han equivocado.
En diciembre, los italianos votaron en contra de las reformas constitucionales propuestas por el primer ministro Matteo Renzi, lo que provocó su renuncia. Muchos gestores de fondos internacionales habían advertido que tal resultado amenazaría la existencia de la zona euro, pero los inversionistas locales estaban mayormente convencidos de que no habría grandes cambios.
“Todos los inversionistas importantes, que saben muy poco acerca de nuestro país, hicieron esta conexión entre la derrota del referendo y las consecuencias para la zona euro”, asevera Paolo Basilico, presidente ejecutivo de Kairos Partners SGR SpA, con sede en Milán. “Hay una dificultad histórica para entender la política italiana”, dice en referencia a un país que ha tenido 65 gobiernos en 70 años.
Desde el referendo, el índice de referencia de la bolsa italiana, el FTSE MIB, ha trepado 9%.
Debido a que los inversionistas extranjeros habían vendido su portafolio italiano en anticipación a la consulta popular, las compras se multiplicaron durante el repunte, dicen inversionistas locales.
Las predicciones sobre un colapso de los activos británicos después de la decisión sobre el brexit también han resultado incorrectas, pese a un derrumbe de 17% de la libra esterlina inmediatamente después del referendo del 23 de junio. La explicación podría ser que los inversionistas regionales mantuvieron la calma, sugieren los datos. En las cuatro semanas posteriores al brexit, los fondos domiciliados en EE.UU. que invierten en renta variable europea sufrieron retiros de casi 9% de todos los fondos que administran, de acuerdo con cifras de la proveedora de datos EPFR Global. Eso se compara con 1,7% en el caso de los fondos con sede en Europa que invierten en las acciones de la región.
Los propios británicos estaban más relajados sobre los potenciales riesgos. Su gasto ha ayudado a la economía del Reino Unido a superar las expectativas, un desempeño que ha impulsado aún más los mercados locales.
Tras la victoria de Trump en noviembre, los inversionistas estadounidenses parecían tener una opinión más positiva sobre su posible impacto en la economía mundial que sus pares europeos. “Un gran sesgo nacional ha llevado a un desempeño drásticamente superior de los activos estadounidenses”, afirma Neil Dwane, estratega global con sede en Londres de Allianz Global Investors.
En la semana siguiente al triunfo de Trump, los fondos domiciliados en EE.UU. que invierten en acciones globales registraron ingresos de US$8.200 millones, o aproximadamente 0,2% de todo el dinero que manejan. En cambio, los fondos de acciones globales con sede en Europa sufrieron la salida de US$6.100 millones, o cerca de 0,3% de los activos bajo gestión.
Si bien es difícil llegar a una conclusión basada en los datos de flujos de fondos, evidencia anecdótica sugiere que los inversionistas europeos tienen una visión más negativa sobre el presidente de EE.UU. que quienes que se encuentran en ese país.
A Kelly, de PineBridge, no le agradan las declaraciones de Trump sobre el libre comercio. Sin embargo, cree que los planes del presidente republicano de reducir los impuestos y aumentar el gasto en infraestructura tendrán un efecto positivo sobre la economía global.
“No creemos que la mordida sea tan grave como el ladrido”, expresa.
Chris Zaccarelli, director de inversión de Cornerstone Wealth, con sede en Charlotte, Carolina del Norte, es otro que piensa que “las políticas procrecimiento ganarán al final”.
Días después de la asunción de Trump, Erik F. Nielsen, economista jefe en Londres del banco italiano UniCredit, envió una nota de investigación a los clientes en la que decía que el nuevo presidente estadounidense planteaba “una gran amenaza para el orden mundial”. Afirmó que “si esta amenaza empieza a desplegarse, la volatilidad del mercado aumentará a medida que el capital internacional se dirija a lugares más seguros”.
Más recientemente, los inversionistas europeos han comenzado a invertir nuevamente en su región pese a que las próximas elecciones podrían sacudir el entorno local.
Una ronda de cifras económicas positivas ha atraído flujos de capital a fondos de acciones globales domiciliados en Europa, al tiempo que el dinero salió de los fondos equivalentes con sede en EE.UU.
La francesa Amundi, la mayor gestora de fondos de Europa, está comprando bonos soberanos franceses y vendiendo bunds alemanes. Aunque algunos inversionistas estadounidenses se han mostrado preocupados de que la líder de extrema derecha Marine Le Pen gane la presidencia de Francia en abril, Amundi está menos preocupado. Le Pen aboga por retirar a Francia de la zona euro y renegociar su membresía en la Unión Europea.
Vincent Mortier, subdirector de inversión de Amundi, dice que las probabilidades de un triunfo de Le Pen son “cero”.
“La razón por la que decimos esto es que somos franceses, porque conocemos a nuestro país y a nuestra gente”, asegura.
Aun así, en junio muchos gestores de fondos con sede en el Reino Unido proyectaron que el voto a favor de permanecer en el bloque triunfaría. “Si estamos equivocados, será un desastre para Francia y para Europa”, advierte Mortier.
—James Mackintosh
contribuyó a este artículo.
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